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Origen de los Gallos en el Perú Único en el Mundo

Existen testimonios que coinciden en afirmar que los primeros gallos y gallinas fueron traídos a América por los españoles.

Gálvez afirma que los cronistas anteriores al siglo XVIII no traen referencias concretas sobre la gallística. Y parece ser que las jugadas de gallos, no tenían por entonces mayor carácter público;

pero, por otro lado existe evidencia de que los primeros gallos de pelea fueron traídos al Virreinato del Perú por doña Inés de Suarez, compañera del capitán don Pedro de Valdivia, prominente conquistador.

Desde Lima se enviaron a todo el virreinato, se puede decir que tan pronto como los conquistadores pisaron tierra americana celebraron la primera riña de gallos. Los oficiales y caballeros españoles tuvieron buen cuidado de conservar la raza de sus gallos, pura, sin cruzarlos; no así los criollos, que bastardearon la raza al cruzarlos con gallinas corrientes, dando lugar al conglomerado de líneas existentes hoy en el llamado nuevo mundo.

Durante mucho tiempo, en el Perú no se conocía otro gallo de pelea que no fuera el español. La afición no avanzó ni se desenvolvió, sino hasta cuando fueron traídos los primeros gallos de México y cruzados con las aves existentes. De esto encontramos frecuentes menciones en los escritos de Paul Marcoy, para el cual no aparece otra explicación lógica como no sea el haber sido importado de las Indias Orientales Holandesas.

Muchos de estos gallos pueden haber sido traídos por los piratas Holandeses que radicaban en el Golfo de Arauco (Chile); aparentemente por aquí empezó la ruta que los llevó al Callao, en Perú. Estas aves eran mayores que las Hispano Peruanas. Tanto las aves como las armas (navajas) con que juegan, fueron traídas de las Indias Holandesas. Pero sabemos que la navaja peruana fue diseñada tomando como modelo la navaja filipina y mexicana, aunque su peso y tamaño fueran influenciados por el de las javanesas.

El escritor chileno, Buffon, dice: nunca pudimos conocer las extrañas razas de gallos de pelea que se perpetuaron en Perú, exclusivamente para la riña.

En el Virreinato del Perú no se puede determinar cuándo tuvo lugar la primera lidia (riña) de gallos en Lima, pero se sabe por el libro Tradiciones Peruanas de don Ricardo Palma que medio siglo después de fundada la ciudad era ya general la afición, y que en las calles, plazuelas, huertas y aún en los claustros de los conventos había jugadas de a pico y de navaja como sucede hoy en día.

Proclamada la independencia, el ministro Monteagudo, por decreto del 16 de Febrero de 1822, prohíbe el juego de gallos y el coliseo permaneció cerrado hasta pocos meses después de la batalla de Ayacucho, en que los colombianos, que eran tan aficionados como los limeños a las peleas de gallos, pasaron por encima de la prohibición. Poco después el Consejo de Gobierno restableció las lidias, destinando el producto del remate del asiento para el sostenimiento del Seminario de Santo Toribio.

Continuó funcionando la casa de gallos hasta el 9 de febrero de 1832. El ministro de gobierno don Manuel Lorenzo Vidaurre pasó en esa fecha un oficio al Prefecto de Lima, en el que decía que no podía tolerarse que el producto de una casa de inmoralidad, patrocinadora del ocio y del fraude, se aplicase al Seminario de Santo Toribio, dándose por sustento a una escuela de virtud el pan producido por el vicio.

Vino la guerra civil, y con ella bastó una disposición prefectural para convertir en letra muerta el decreto supremo, hasta que bajo la administración del presidente Balta, se eliminó de la central calle Mármol de Carbajal el coliseo de gallos. A partir de esta fecha nada se sabe hasta 1874, donde las lidias de gallos alcanzan un auge tremendo y se inaugura el coliseo de Malambito o Portada del Callao.

La descripción que se hace en aquella época del gallero dice que es un tipo digno de estudio dejando aparte a los aficionados.
El gallero cuya fortuna le permite criar sus gallos en cómodas casillas o galleras, y destinar dos o más criados para que los cuidasen, pero el más aficionado a estas lides era el pueblo, y se decía que no existía rapista o maestro de obra que no fuese insigne gallero. Tras la puerta de la barbería o al pie de la mesita de trabajo, y entre el cerote, las hormas y el tirapié, estuviera amarrado el malatobo, el ajiseco, el cenizo y el cazilí.

¿Por qué gallos de tapada?
También se dice que por el año de 1700 las jugadas de gallo eran motivo de desorden y alboroto público; por los continuos reclamos ante las autoridades competentes sobre la ventaja que tenía un oponente sobre otro, en cuanto al peso y tamaño de las aves se refiere. Y debido a que en el Perú de aquella época las aves de riña eran tan heterogéneas las autoridades del Callao disponen que en adelante los gallos salgan tapados o cubiertos para evitar medir o cotejar a sus oponentes y así evitar fraudes y reclamos.

Ciencia se necesita para preparar un gallo

Y cada aficionado tenía su método propio, fruto de la experiencia. Y bien podía faltarles el pan para su familia, antes que el maíz para su engreído. El día de la lidia apenas si se le dejaba probar bocado al animal, porque recelaban que con el buche lleno anduviese pesado en su vuelo y movimientos. Por la tarde envolvíase el aficionado en su capa y, llevando bajo sus pliegues escondido al gallo, dirigíase al reñidero, acompañado de sus amigos, que habiendo conocido al animal desde pollo y vístolo topar, no daban por medio menos su victoria.

PRIMEROS COLISESO EN EL PERÚ 
En Lima como en los departamentos adyacentes, las peleas se realizan con navaja libre, mayormente por los hacendados del valle y hombres de campo. Es así que durante las dos primeras décadas del presente siglo, se registraron oficialmente cuatro coliseos de a "navaja"; en Barranco, Magdalena, La Pampilla y el "Coliseo de Sandia" que el 15 de agosto de 1918 es inaugurado por su propietario César Aurelio Gonzáles- Vigil, ubicado en la calle del mismo nombre, el cual es reconstruido en 1933 a causa de un incendio. Este mismo señor construye coliseos en Pachacamac, La Oroya y Chancay.

Durante la década de 1940 a 1950 abren sus puertas tres coliseos más; uno en el puerto del Callao de propiedad del japonés Aguena, el más concurrido; uno en el Rímac, en la calle Francisco Pizarro y uno en Piñonate, en el distrito de San Martín de Porras, los tres de condición modesta.

En 1959, se inaugura el coliseo el Gallo de Oro, de propiedad de los señores Núñez y Guillén, en el jirón Guillermo Dansey, que luego fuera del señor Jamiz.

En 1988 es cerrado el coliseo Sandia y se traslada al coliseo el Rosedal de Surco, peleándose los lunes y miércoles por la noche navaja; mientras que los viernes y domingos, se realizan peleas de pico y espuela.
Cabe hacer notar, que actualmente existen en Lima, más de cien coliseos de gallos de a pico y espuela, y por lo menos cincuenta de navaja; en los que se juega principalmente de Mayo a Diciembre.

Destacan principalmente el Coliseo Tradición Sandia en Barranco, el Coliseo de la Asociación Nacional de Criadores de gallos del Perú en Pachacamac, el Coliseo El Rosedal en Surco, el Coliseo Mamacona en Turín y el hermoso Coliseo del Círculo Gallístico del Perú en Lurín. Teniendo en la actualidad gran acogida, por ser un gran espectáculo, que en oportunidades se invita a través de órganos de difusión masiva, como la radio, televisión o los diarios. Incluso el Instituto Nacional de Cultura lo declaró como espectáculo cultural y Foptur lo promueve dentro de su calendario turístico, por ser nuestro gallo navajero único en su tipo en el mundo; considerado como raza el gallo navajero peruano.

Acerca del Criadero

Soy el MEng. Ing. Jimmy Murillo, aficionado al deporte de los gallos de combate desde mi niñez cuando apenas tenía 3 años de edad por el año de 1985, pasión que llevo de herencia en la sangre por mi padre y abuelo paterno que compartían la afición a los gallos de combate. Leer más

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06 Noviembre 2018
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